La mañana del martes Protagonista cruza la calle en dirección al parque, donde solo hay un perro y su dueño a varios metros de distancia. De pronto, un dolor punzante empieza a subir por su hombro y su brazo izquierdo, decide sentarse en una banca y apenas lo hace una terrible presión en el pecho lo inmoviliza, ve puntos azules y se desvanece.
Despierta en un hospital con tubos saliendo de su tórax y el sonido de máquinas extrañas, no sabe cuanto tiempo ha pasado, trata de hablar pero no puede, tampoco puede moverse y el dolor es insoportable. Pasan minutos, horas, dias en una marea de tiempo que se expande no tiene idea de qué esta sucediendo, más tarde una enfermera entra en la habitación y le habla cariñosamente al notar que ha abierto los ojos, le dice que no se preocupe, que ya pasó lo peor y que todos estan aqui para ayudarlo. Protagonista trata de hacerle entender que esta sientiendo un terrible dolor en todo el pecho y que la presion continua y que los tubos le arden pero no puede hacer nada, solo una serie de bajos gemidos incoherentes. La enfermera le sonrie y sale de la habitación. Está atrapado.
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